Para muchos estudiantes estudiar es simplemente saberse los temas que entran en el examen y obtener en el mismo una nota más que aceptable que le permita alcanzar un buen expediente académico, llevarle a un buen verano, o lograr otro tipo de objetivos.
Sin embargo, estudiar es mucho más que un simple fin por más satisfacción que el mismo produzca, estudiar requiere no sólo de dominar áreas como la concentración, la motivación, el trabajo de textos, la memorización o los exámenes, estudiar es entender y saber el enlace que les une, el por qué de cada una de ellas, y sobre todo el hacer ver al protagonista del mismo (el estudiante) todo lo que está en sus manos para lograr un buen proceso de estudio.
La concentración no es nada sin una adecuada motivación, así como el proceso de estudio no es tampoco nada sin una concentración eficiente. Todo en el mundo del estudio esta interconectado, todo debe ser entendido por qué y para qué.
Cuando el estudiante sabe el por qué de cada cuestión, sabe lo que maneja, sabe que los resultados posteriores dependen de sí mismo, sabe cómo remontar un contratiempo, cómo sacarle partido a sus potencialidades, o incluso cómo hacer para que sus debilidades apenas tengan repercusión en sus resultados académicos.
Saber todo ello, entender el por qué es necesario no sólo controlar sino entender cada parcela del estudio, llevará a buen seguro a crear un estudiante que confíe en sí mismo, que se vea capaz, que adquiera valor como tal.
Estudiar es pues mucho más que ponerse delante de un libro o de unos apuntes sin más, estudiar es saber estudiar, y nada mejor para ello que ponerse en manos de psicólogos colegiados expertos en técnicas de estudio que le ayuden a saber cómo lograrlo.
