Mi mentalidad y mi estudio
Qué cierto es que cada persona «es un mundo», y que cada uno de nosotros pensamos y actuamos de forma particular en función de nuestro propio parecer. Desarrollamos nuestra vida en base a ello y nos sentimos más o menos satisfechos según los resultados que obtenemos.
Pero si nos centramos un poco más en el parecer de cada individuo, y en concreto de cada estudiante en particular, apreciamos que en cada uno de ellos hay un factor que va a incidir tremendamente en la forma de pensar o actuar: la mentalidad que se suele tener.
Cabe destacar la diferente actitud de aquél que tiene una mentalidad positiva, de lucha o ganadora, de la de aquél otro que es más bien negativa o se desvalora. Quien es de mentalidad positiva afronta sus estudios con la idea de que siempre puede mejorar su nivel, que sólo le falta seguir ajustando cuestiones de su hacer diario para rendir aún más…por su parte quien es de mentalidad negativa ve sus estudios desde un prisma predominante de inseguridad, donde cualquier nuevo avance le cuesta un mundo.
Es fundamental saber trabajar con cada uno de estos estudiantes, se debe saber llegar a ellos; a quienes tienen esa mentalidad positiva hay que fomentársela, ofreciéndole estrategias que le permitan enriquecer su forma de estudiar y generar si cabe aún mayor confianza en ellos mismos. Para aquellos otros que suelen tener una mentalidad más negativa hay que trabajar desde la perspectiva del cambio de cognición, desde el lado de hacerles ver que valen, que con toda seguridad son mucho mejores de lo que ellos mismos piensan, y que sólo tienen que darse la oportunidad de demostrárselo con el uso de nuevas estrategias de estudio que le transmitan confianza y seguridad.
Y es que en un trabajo tan maravilloso como este, es necesario saber llegar a cada estudiante y darle a cada uno las herramientas y pautas que necesitan para que crean en sí mismos y alcancen sus particulares expectativas académicas. Esta es y debe ser siempre parte de los pilares de nuestra filosofía.
