Se ha escrito mucho sobre estrategias y técnicas de estudios; constantemente encontramos artículos, literatura, comentarios… sobre como se debe plantear una buena concentración, cómo se ha de planificar, trabajar los diferentes textos teóricos y sus correspondientes esquemas, resúmenes, mapas mentales… sobre cómo se deben abordar las asignaturas de tipo prácticas, cómo memorizar, o cómo afrontar los diferentes exámenes.
Todo ello es esencial y se deben no sólo conocer dichos recursos y procedimientos, sino también debe el estudiante hacerlos suyos, adaptándolos a su propia forma de ver y entender el estudio. Sin embargo, relacionado con esos recursos y estrategias asumidas por el estudiante como suyas ha de aparecer implícito en cada una de ellas un factor fundamental: la actitud y creencia en uno mismo con que se afronta el estudio.
A modo de ejemplo, podemos decir que no es lo mismo cómo se planifica, o cómo se trabaja un texto si se tiene actitud y creencia en uno mismo, o si se carece de ella. Digamos coloquialmente que es la noche y el día.
El estudiante que aborda una planificación o texto con dicha creencia lo hace desde la seguridad en lo que está haciendo, desde el propio convencimiento, desde la creencia que está preparándose y trabajando de una manera que siente en su interior que puede alcanzar perfectamente los objetivos académicos que se haya propuesto. Sin embargo, aquél otro que planifica o trabaja la materia sin más, dejándose llevar sólo por el hacer pero no por la creencia en sí mismo, va a obtener como resultado mayor grado de inseguridad en lo que hace y cómo lo hace, poniendo por lo tanto en riesgo los objetivos o metas académicas que haya propuesto.
Es pues fundamental que todo estudiante ya sea de nivel ESO, Bachillerato, Ciclo Formativo, Universitario, u Opositor aprenda a creer en sí mismo. Lograrlo es fundamental y para ello debe ponerse en manos expertas de psicólogos colegiados especializados en técnicas y estrategias de estudio que ofrezcan la enseñanza y cursos necesarios para ello.