Si en estos días hay una palabra común en el mundo académico no es otra que «incertidumbre». Estudiantes de niveles ESO, Bachillerato, Ciclos Formativos, Universitarios o de otro tipo de formación están marcados en este presente curso por el mismo término.
Extraños repartos de grupos de clases, posibilidad de acudir ciertos días de forma presencial y otros no, clases que comienzan pero que de la noche a la mañana pueden recibir el mandato de no volver en quince días, actividades extra académicas con las que no se sabe que va a pasar, necesidad de soportar la mascarilla durante muchas horas de clase, cercanías entre compañeros prohibidas… mucha incertidumbre!
Y en medio de toda esta vorágine, el estudiante; un estudiante que tendrá que saber adaptarse a todas las circunstancias posibles, un estudiante que nuevamente verá alterada su rutina de años de atrás.
Otra vez deberá hacer un gran esfuerzo mental, preparándose psicológicamente para las distintas circunstancias que se encontrará.
El factor mental del estudiante volverá pues a jugar un papel esencial. Esta variable marcará al estudiante y será fundamental el buen manejo de la misma. Quien no lo logre podría poner en peligro su curso académico y su propia autoestima.
Si no se controla, ponerse en manos de psicólogos colegiados expertos en el aprendizaje que cuiden el desarrollo emocional del estudiante será desde luego un gran acierto.
