Qué diferente es cada estudiante!
Al igual que cada persona es un mundo en su vida personal y social, también lo es en su realidad académica.
No es lo mismo estudiar con un cierto grado de deseo, de implicación, de querer verdaderamente aprender, que hacerlo desde una perspectiva más sombría marcada por la estricta obligación de la necesidad de estudiar o por la apatía que a nivel personal tal actividad le puede provocar.
Esa diferencia de perspectiva tan notable se traduce en una cuestión esencial: «tener ilusión, motivación», o carecer de ella.
Cuánta diferencia en cuanto a la calidad del estudio aporta el tenerla o no; en aquél estudiante que realmente quiere rendir, que desea dar lo mejor de sí la ilusión- motivación la marca la pauta del esfuerzo, del sacrificio, de la recompensa a sus horas de dedicación.
Sin embargo, en aquellos otros en los que la ilusión – motivación pasa desapercibida, el estudio se transforma en algo tedioso y aburrido que suele pasar factura.
Es por lo tanto fundamental buscar en el estudio al aliado de la ilusión, de la motivación, pues ello se siente en el propio proceso de aprendizaje y por supuesto en el propio estudiante, que crece más en sí mismo, madura y quiere cada vez más.
Buscar esa ilusión – motivación debe ser pues una tarea primordial; adquirir junto a ella un buen método de estudio se antoja clave, y recibir tal formación de la mano de psicólogos especializados en «técnicas de estudio» es esencial como muestran los testimonios reales de nuestros alumnos.
