En el mundo académico es fundamental saber planificar, la planificación debe constituirse para todo estudiante en ese guion o referencia que ha de llevarle de forma lógica y coherente a la consecución de los objetivos propuestos.
Una buena planificación se convertirá a su vez no sólo en ese guion necesario, sino también en un factor motivante, una herramienta que por sí sola empujará al estudiante a cumplir lo previsto en la misma, ya que sabe perfectamente que si va alcanzando las metas expresadas en su planificación el logro de los objetivos está prácticamente garantizado.
Sin embargo, no vale cualquier planificación sin más, debe crearse una planificación que cumpla con unos requisitos mínimos para que la misma sea eficiente. En este sentido la planificación ha de estar basada en una serie de criterios:
- Debe reflejar información oficial de las pruebas de exámenes y otros datos influyentes. Es esencial que las fechas de exámenes estén expresadas sin error, para ello es bueno apoyarse en una agenda académica. Así mismo, es necesario contar con cualquier eventualidad prevista que puede dificultar estudiar algún día de terminado.
- Debe ser coherente a cómo es el propio estudiante. Ha de ponerse el estudiante una carga de trabajo que esté realmente adaptada a su ritmo. Es fundamental que no se engañe, sino que tenga lógica en lo que refleja cada día que ha de estudiar.
- Debe ser estratégica, sabiendo distribuir el tiempo de dedicación a cada examen según el grado de dificultad que le pueda suponer el mismo. Es necesario además analizar qué cantidad de materia le entra en cada examen.
- Debe mantenerse actualizada; una planificación nunca ha de quedar obsoleta, debe estar transmitiendo fiabilidad y seguridad constantemente con independencia del paso del tiempo.
Pero a pesar de tales criterios que se presentan como imprescindibles, es fundamental también y quizás más importante, que sea cual sea la planificación que se elabore, ésta esté ajustada al estudiante como persona única que es. Es el propio estudiante quien ha de dar el visto bueno a su planificación, que todo lo descrito en la misma sea coherente, lógica y ajustado a él.
Es pues el propio estudiante quien debe constituirse en fuente esencial de aprobación de su propia planificación, en el protagonista del desarrollo de la misma. Para ello ha de conocer los elementos esenciales que han de constar en su planificación. El aprendizaje y dominio de los mismos debe ser adquirido en cursos especializados en técnicas de estudios, donde un psicólogo experto en este campo ha de (conociendo al estudiante) facilitarle los recursos necesarios para que éste sea capaz de realizar por sí mismo una planificación verdaderamente eficiente y motivante.