Con la llegada de la Navidad entramos en un momento temporal del curso que aun estando bastante lejos de su finalización oficial suele marcar parte del devenir restante del mismo.
Si hablamos de etapas como ESO, Bachillerato o Ciclos Formativos, las vacaciones de Navidad representan las notas del primer trimestre del curso, y con ellas la necesidad de esforzarse mucho más en el segundo trimestre si no han sido buenas, o el mantenimiento de lo logrado de cara al segundo trimestre.
Sin embargo, si hacemos mención al mundo universitario, las vacaciones de Navidad representan el enfrentarse al primer cuatrimestre, con la repercusión que ello tiene para futuras matriculaciones del segundo trimestre o incluso sobre el siguiente curso académico.
La Navidad pues ya sea para estudiantes de un nivel u otro, marca un momento mucho más trascendental del que inicialmente pueda representar. Resulta fundamental en este periodo afrontar los exámenes o convocatorias con decisión y con ganas de dar lo mejor de uno mismo, porque si ese esfuerzo se traduce en unos buenos resultados parte o gran parte del proyecto del curso se tendrá bien encaminado.
Pero ese esfuerzo una vez conocido los resultados, debe ser seguido de forma inmediata de un elemento fundamental que marcará siguientes trimestres o cuatrimestres, una planificación bien estructurada que determine nuevamente los pasos necesarios a seguir en nueva etapa del curso. Ya que sin la misma lo logrado o no en Navidad puede perderse o no recuperarse según sea el caso.
Por lo tanto, se encuentra el estudiante en un momento importante que debe ser tenido muy en cuenta para el desarrollo posterior académico. Ponerse en manos de psicólogos colegiados especialistas en técnicas y estrategias de estudio puede ser una opción clave para el devenir del futuro éxito académico.