Preparar unas oposiciones es algo en lo que muchas personas piensan por las beneficiosas consecuencias que conllevan si se termina obteniendo la plaza a la que se aspira. Tranquilidad laboral y estabilidad económica son dos cuestiones por las que vale enfrentarse a las mismas.
El opositor una vez decide afrontarlas comienza a estudiar con ilusión y con el deseo de llegar al sueño de conseguirla, poco a poco se ve sumergiendo en un sin fin de apuntes, anotaciones, tests… estudia, estudia, y no para de estudiar.
Puede que cuando lleve ya meses de preparación siga con el mismo espíritu que en su inicio, e incluso con la satisfacción de ver cómo va avanzando y dominando conocimientos, pero también puede ocurrir que aparezca un factor con el que no contaba al inicio de su ilusión: la ansiedad.
Ansiedad que puede hacerse patente porque vaya más lento de lo previsto, porque le dé la sensación de que se le olvida mucho de lo ya memorizado, porque en los test no logra los resultados que esperaba, porque le entre el temor de quedarse en el camino, y por tantas y tantas circunstancias más.
El opositor debe pues saber estudiar, pero también debe ser conocedor del factor de ansiedad, debe estar preparado para manejarla, para controlarla si aparece, porque lo que realmente no puede permitirse el opositor es que dicha ansiedad le afecte al trabajo diario.
Es posible controlar esa ansiedad, y enseñar a los opositores a ello debe ser algo que cualquier profesional dedicado a la enseñanza de técnicas de estudio debe transmitirle. Sin duda un buen profesional y más si es psicólogo especializado en estrategias de aprendizaje le ayudará enormemente a no poner en peligro sus sueños de plaza por una incordiosa ansiedad. Es posible dominarla!
