Ha llegado el tiempo de Navidad y con él las primeras vacaciones desde que comenzó el curso académico.
Estudiantes de diversos niveles esperan con deseo poder desconectar durante unos días de su ritmo normal de trabajo, sin embargo la palabra «desconectar» es en estas fechas relativa; y lo es así porque con independencia del nivel académico que tenga cada uno, a todos o casi todos les espera algún que otro examen a la vuelta de las vacaciones.
Podríamos hablar por lo tanto de desconectar con la «boca pequeña», pues por un lado es necesario romper con el ritmo normal que se ha mantenido hasta el momento y disfrutar del ambiente navideño; pero por otro lado no se puede estar todo el periodo vacacional con los brazos cruzados dado que los exámenes están esperando.
Esta circunstancia obliga a todo buen estudiante a tratar de repartir de manera coherente y especialmente lógica en función de sus circunstancias personales el tiempo de estudio y el tiempo de disfrute. Este reparto es clave en toda planificación, implicando por tanto tal cuestión que el estudiante deba dominar el «arte» de la planificación, circunstancia esencial en el mundo de las técnicas de estudio.
El estudiante debe por tanto conocer su realidad para repartir sabiamente su tiempo de estudio; reuniones familiares, días especiales, posibles viajes… Ha de prever todo ello y llegar en condiciones para enfrentarse a los exámenes que están por venir.
Estudiar en estas vacaciones sí; disfrutar de las vacaciones, también; e incluso por qué no, invertir parte del tiempo en cursos personalizados encaminados a la mejora de las técnicas de estudio. Una opción ésta última que con total seguridad le ayudará a afrontar mejor el resto del curso académico hasta unas vacaciones de más disfrute académicamente hablando: las vacaciones de verano.
