A cualquier persona cuando se le habla de «estudios» se le viene enseguida a la cabeza palabras como notas, planificación, subrayado, memorización…
Sin embargo, a veces pasamos por alto variables que influyen mucho en el estudio, variables que tienen un peso importante en cualquiera de las cuestiones anteriores. Hablamos de esas otras de carácter anímico o emocional que el estudiante pueda estar atravesando.
Un problema personal, familiar o conflicto social con su entorno más inmediato puede conllevar que la concentración a la hora de estudiar se vea afectada, y con ello el rendimiento académico.
Ansiedad, estrés, depresión… son factores que caso de hacerse notorios deben ser tratados por psicólogos expertos en la materia para que el rendimiento académico se vea lo menos afectado posible.
Es labor de dicho psicólogo especializado en técnicas de estudio el aunar estrategias de aprendizaje con otros recursos que ayuden y guíen al estudiante a su crecimiento personal y por supuesto académico.
Es pues necesario ayudar al estudiante en la enseñanza del saber estudiar, pero nunca debe dejarse al lado esas variables psicológicas que en ciertos momentos de la vida académica pueden tener un peso fundamental.
Hacerlo de la forma más eficiente y breve posible repercutirá notablemente en la salud emocional del estudiante y por tanto en su rendimiento.