Las famosas recuperaciones.
Es Septiembre un mes diferente a otros, por lo menos es la percepción que muchas personas tienen. Es el inicio de nuevas etapas, de nuevos proyectos, de vuelta al trabajo, de inicio de curso y de tantas y tantas cosas. Sin embargo, a veces con independencia de todo lo anterior se convierte en un mes de oportunidad para hacer lo que antes no se hizo, para «dejar la cuenta lo más a cero posible»… me estoy refiriendo dentro del plano académico a las famosas recuperaciones de Septiembre.
Recuperaciones que tienen un peso tan importante como es el de pasar de curso o llevar «en la mochila» el menor número de asignaturas pendientes. Cierto es que en cualquier buen estudiante no debería darse el caso, pero no podemos obviar que Septiembre representa una buena oportunidad para muchos estudiantes.
Pero ¿cómo debe abordarse estos exámenes para lograr la ansiada recuperación?
En primer lugar ha de haberse realizado un adecuado estudio a lo largo del verano; el estudiante, consciente en el pasado mes de Junio de sus suspensos debe haberse puesto «manos a la obra» para no dejarse ir y estudiar en condiciones.
En segundo lugar debe tener una actitud de «ganas de enmienda», de dar lo mejor de sí para con esta oportunidad sentir la satisfacción del deber cumplido (aunque no sea en su fecha adecuada)
En tercer lugar ha de afrontarlo con calma, tratando que la ansiedad por el peso que tiene el examen en sí no le juegue una mala pasada.
En cuarto lugar y quizás por qué no, debe afrontarlo como un aprendizaje personal, una enseñanza propia de lo que debe ser y no para el próximo curso, una evolución personal de maduración.
Y si por cualquier motivo el verse en esta situación de Septiembre considera que es debido a falta de recursos o de confianza en sí mismo, debe aprender técnicas de estudio que adaptadas a su persona le lleven a olvidar que para Septiembre tiene que volver a estudiar; en definitiva, debe buscar para el presente curso que se inicia una mayor optimización de su forma de estudiar.
