Todos sabemos que en el estudio intervienen muchos condicionantes y que no es sólo cuestión de sentarse sin más delante de un libro, de unos apuntes, o de un ordenador. Ojalá fuera tan sencillo el estudiar como decirse uno mismo «me pongo y ya está»; es verdad que hay una serie de personas que tienen ese grado de facilidad de estudio pero para la mayoría no es el caso. Y ojo, aunque se tenga tal facilidad tarde o temprano el factor psicológico suele presentarse.
Comencemos por el principio; el primer condicionante que se necesita para estudiar y precisamente no de cualquier forma es saber estudiar, saber estudiar requiere de un autoconocimiento y requiere también del dominio de una metodología que incluya buenas estrategias y recursos académicos para saber concentrarse y motivarse, planificar, trabajar bien textos o asignaturas prácticas, memorizar y manejarse adecuadamente ante los exámenes.
Pero hay con independencia de la anterior un segundo condicionante que tiene en ciertos momentos una repercusión trascendental en el estudio y por lógica en los posibles resultados de los mismos.
Hablamos del factor psicológico, una variable que hay que saber manejar y que suele influir considerablemente en el estudiante. La simple cuestión del estado anímico que se tenga en un momento determinado ya ejerce su influencia de por sí; todo estudiante tiene «sus días» y en ello repercute el ánimo que en un momento dado se pueda tener.
Pero ¿qué ocurre si no se trata de un simple estado de ánimo? y si el estudiante se siente algo depresivo, con ansiedad o baja autoestima por nombrar cuestiones típicas de la psicología.
La psicología es pues muy importante en cualquier aspecto de la vida, y evidentemente también lo es en los estudios. Es evidente que si por ejemplo el estudiante se siente algo depresivo puede ser motivado por no saber estudiar, pero no tiene por qué ser así exclusivamente, puede ser motivado por otros asuntos externos al mundo académico y de carácter personal. Es obvio que dicha cuestión le va a influir en su rendimiento.
Psicología y estudios están por lo tanto interrelacionados de forma considerable, ambas cuestiones deben ir de la mano para que el estudiante rinda de forma óptima. El estudio se va a ver afectado si se tiene algún problema de carácter psicológico que no se sepa manejar, o al contrario, puede no tener necesidad de asistencia psicológica pero no saber estudiar.
Una cuestión y otra son pues necesarias de controlar, y si no se logran dominar debe acudirse a psicólogos colegiados especializados en técnicas de estudio y tratamiento psicológico que ofrezcan a su vez crecimiento personal y terapia psicológica.